Un camino hacia la recuperación de la DFM
Distonía Focal del Músico
A partir de mi propia experiencia, quiero compartir las conclusiones más importantes a las que he llegado, tras haberme recuperado de los síntomas de Distonía Focal que sufrí en los dedos índice y anular de mi mano derecha.
Ha sido un camino de búsqueda personal, de investigación, de intuición y sentido común, de errores y aciertos, de introspección, de curiosidad… pero sobre todo de mucha determinación, humildad y paciencia.
Lo más importante fue entender que el síntoma no se produce debido a ninguna patología de carácter fisiológico, sino que está circunscrito al ámbito del cerebro y guarda una estrecha relación con lo que el Dr. Moshé Feldenkrais llama “autoimagen”.
El concepto de “autoimagen” de Feldenkrais guarda relación con el homúnculo, ese peculiar mapa topográfico del cuerpo reflejado en la corteza motora y sensorial, dibujado por el neurocirujano Wilder Penfield.
“Nuestra autoimagen consta de cuatro componentes que intervienen en toda acción: movimiento, sensación, sentimiento y pensamiento.”
M. Feldenkrais, Autoconciencia por el movimiento
De la interacción de esos cuatro componentes a los que hace alusión Feldenkrais, es fácil deducir que el estrés, el miedo y otras emociones negativas conscientes e inconscientes, relacionadas con una acción determinada, como la práctica de nuestro instrumento, tendrán algún tipo de efecto en el movimiento.
Teniendo en cuenta la demostrada plasticidad de nuestro cerebro, es posible revertir el proceso de la DFM (Distonía Focal del Músico) recurriendo a la reconstrucción de la “Autoimagen” a través de la Propiocepción y el Movimiento Consciente.
Este trabajo debe ir acompañado de otro, al que yo llamo “limpieza emocional”, que consiste en la creación de un estado profundo de presencia y observación consciente.